Grand Theft Hamlet: una adaptación hilarante, sincera y sorprendentemente fiel
Esta revisión se basa en una proyección en el Festival de Cine 2024 SXSW.
Grand Theft Hamlet, una película que actualmente toca en los cines, es una reinvención audaz e inesperada de la tragedia clásica de Shakespeare. En lugar del castillo de Elsinore, nos encontramos en el paisaje arenoso y bañado en neón de una metrópolis moderna. Los personajes familiares son re-invisionados como un equipo de delincuentes excéntricos, sus esquemas y traiciones que se desarrollan en un contexto de persecuciones de automóviles, atracos y momentos sorprendentemente conmovedores de reflexión.
Si bien la configuración y la ejecución son drásticamente diferentes, la película sorprendentemente se mantiene fiel a los temas centrales de Hamlet. El conflicto central, la lucha por el poder y la venganza, permanece en el corazón de la narrativa. Las líneas icónicas, aunque se entregan con un toque contemporáneo, conservan su peso emocional y su impacto dramático. La película integra hábilmente el lenguaje de Shakespeare en el diálogo, creando una combinación única de humor alto y bajo humor que mantiene a la audiencia comprometida.
Las actuaciones son uniformemente fuertes. El actor principal aporta una mezcla convincente de vulnerabilidad y a fuego lento con la ira al papel de Hamlet, capturando la agitación interna del personaje con impresionantes matices. El elenco de apoyo es igualmente impresionante, cada actor encarna sus respectivos roles con una personalidad distinta y un toque memorable.
El ritmo de la película es rápido y atractivo, equilibrando expertos momentos de acción intensa con escenas más tranquilas e introspectivas. La visión del director es clara y consistente, creando una experiencia cinematográfica cohesiva y satisfactoria. Mientras que algunos puristas pueden resistirse a las libertades tomadas con el material fuente, Grand Theft Hamlet finalmente tiene éxito como una película inteligente y entretenida por derecho propio. Es un testimonio del poder duradero de la narración de historias de Shakespeare, lo que demuestra que incluso una tragedia centenaria puede ser reinventada para una audiencia moderna con humor y corazón. Muy recomendable.